El
pasado sábado 28 de octubre se llevó a cabo en el Aula Magna de la Pontificia
Universidad Santo Tomás de Aquino (Angelicum) en la ciudad de Roma, una reunión
de algunos de los más destacados líderes pro vida del mundo con el objeto de
reafirmar las enseñanzas de la Encíclica Humanae
vitae, del Papa Paulo VI, cuyo cincuenta aniversario se cumplirá en julio
del próximo año. La reunión -según se lee en el sitio Corrispondenza Romana del pasado 25 de octubre- respondió a la
iniciativa de Voice of the Family,
una organización inglesa que reúne veinticinco asociaciones internacionales pro life. Entre los asistentes a esta Jornada
-convocada bajo el lema “Humanae vitae cincuenta años después. Su significado
ayer y hoy”- se ha de destacar la presencia de John Smeaton, Director de la Society for the Protection of Unborn
Children (UK); Roberto de Mattei, Presidente de la Fundación Lepanto; Josef Seifert, Fundador y primer Rector de la International Academy of Philosophy; el
Padre Serafino Lanzetta, de la Universidad de Lugano; Shenan Boquet, Presidente
de Human Life International; Jean
Marie Le Méné, Presidente de la Fundación Lejeune; Thomas Ward, Fundador y
Presidente de la National Association of
Catholic Families; Philippe Schepens, Secretario General de la World Federation of Doctors Who Respect
Human Life; John-Henry Westen, Cofundador y Director de Life Site News. La apertura estuvo a
cargo del Cardenal Walter Brandmüller y cerró las deliberaciones el Arzobispo
Luigi Negri.
Tal
como lo anunciaron los organizadores el objeto de esta reunión fue reafirmar la
doctrina moral expuesta en Humanae vitae
y denunciar los errores que se le oponen y, sobre todo, advertir acerca de
ciertos intentos, provenientes de los círculos progresistas, de una “relectura”
de la Encíclica a la luz de lo que se supone un “nuevo paradigma moral” tras la
publicación de la Exhortación Post Sinodal Amoris
laetitia del Papa Francisco.
Respecto
de esto último ya han aparecido algunas iniciativas que conviene conocer. En
primer lugar, en la misma Roma, el pasado 19 de octubre se inauguró en la
Universidad Gregoriana, un ciclo llamado El
camino de la familia a cincuenta años de Humane vitae; este ciclo prevé una
serie de encuentros o lecciones mensuales, desde octubre del presente año hasta
mayo del año que viene, todos ellos destinados a ofrecer una suerte de aggiornamento de Humanae vitae tomando en consideración las nuevas situaciones que
hoy se viven y que afectan la existencia de la familia y de las parejas. El
ciclo ha sido organizado conjuntamente por el Departamento de Teología y la
Facultad de Ciencias Sociales de la mencionada Universidad Gregoriana y está
previsto que en cada encuentro expongan dos relatores: en total, por tanto,
serán ocho encuentros y dieciséis expositores.
A
fin de comprender a dónde apuntan los objetivos de este ciclo es conveniente
detenerse a analizar las declaraciones de sus principales responsables. Emilia
Palladino, docente de Ética Familiar de la Facultad de Ciencias Sociales de la
Gregoriana y uno de los dieciséis expositores del ciclo, ha declarado que “Humanae vitae sigue siendo importante
porque ha señalado una posición fundamental de la familia en la Iglesia. Retomarla,
cincuenta años después, significa utilizarla como una suerte de guía respecto
de los cambios que han sobrevenido”. “No se trata -ha asegurado Palladino- de
negar el fundamento doctrinal que toca directamente al depósito de la fe sino
de reflexionar sobre la forma, indispensable para hablar a los hombres y a las
mujeres de nuestro tiempo. No queremos dar recetas sino poner en crisis, en el
sentido más noble del término, es decir solicitar un nuevo crecimiento en la
fe”. “El panorama de la familia -continúa siempre Palladino- ha cambiado por
completo y de este modo el de la pareja y el de la generación de los hijos. En
consecuencia, en la perspectiva de la realidad que es superior a la idea, de
acuerdo con lo que el Papa Francisco nos enseña, sentimos que no podríamos
hacer de esta cita una repetición formal. La gran pregunta en el fondo es
entender cómo alinear el marco normativo de Humanae
vitae con el empeño de renovación a la luz de la primacía de la conciencia
que se respira en Amoris laetitia”. Palabras
muy claras que no dejan demasiadas dudas respecto de hacia dónde apuntan las
intenciones de los organizadores de este ciclo.
La
misma Palladino tendrá a su cargo la sesión del próximo 14 de diciembre y el
tema que abordará entonces resulta también muy sugestivo: Releer Humanae vitae (1968) a partir de Amoris laetitia (2016);
título curioso, por cierto, si se tiene en cuenta que por lo general toda afirmación
del Magisterio debe leerse a la luz de las afirmaciones precedentes; intentar meter
en consonancia Humanae vitae con Amoris laetitia (y no a la inversa)
después de afirmar que en esta última “se respira un primado de la conciencia”,
dicha así simpliciter sin aclarar qué
tipo de conciencia es el que está en juego, resulta cuanto menos problemático.
El
panorama se completa si se tiene en cuenta que quien acompañará a Palladino en
su exposición del próximo diciembre es el teólogo Mauricio Chiodi, sacerdote de
la Diócesis de Bérgamo y docente de la Facultad de Teología de Italia
Septentrional, autor de una obra titulada Etica
della vita. Le sfide della pratica e le questioni teoriche (Ética de la vida. Los desafíos de la
práctica y las cuestiones teóricas), publicada en Milán en 2006, donde
sostiene, entre otras cosas, que en la intención procreadora de la pareja,
normalmente ligada a la relación sexual, se encuentra “el paradigma
constitutivo de la misma procreación artificial” de tal manera que esta última,
como acto humano, resulta autorizada (y por ende lícita moralmente) por la misma
intención procreadora de los cónyuges[1].
Tesis esta, como es fácil advertir, que implica una peligrosa apertura de
consecuencias insospechadas.
Otro
de los expositores del ciclo que venimos mencionando es el jesuita argentino
Miguel Yañez quien enseña Teología Moral en la misma Universidad Gregoriana. El
Padre Yañez -que se presenta como amigo del Papa Francisco y tuvo a su cargo la
apertura del ciclo el pasado 19 de octubre- sostuvo, también, que Amoris Laetitia se inscribe en un
contexto de cambios por lo que algunos puntos de Humanae vitae deberán ser pensados a la luz de las nuevas
situaciones y del magisterio del Papa Francisco.
Todo
este lenguaje, difuso, elíptico y equívoco, no deja dudas, repetimos, respecto
de los propósitos y objetivos que se persiguen.
Pero
las cosas no acaban aquí. A principios de este año, el Vaticano, casi en
silencio, creó una Comisión de cuatro miembros con la aprobación del Papa, con
el fin de “promover un estudio exhaustivo y autorizado” de la Humanae Vitae en coincidencia con el próximo
cincuenta aniversario. Al frente de esta comisión ha sido designado Monseñor Gilfredo Marengo quien ha
procurado minimizar los alcances de los trabajos que llevará adelante la
mencionada Comisión la que, según declaraciones del propio Marengo, no intenta modificar
el contenido doctrinal de la Encíclica de Paulo VI sino tan sólo llevar a cabo
una tarea de “investigación histórico-crítica” con el fin de “reconstruir” el
proceso completo de su elaboración y redacción. Sin embargo, no son pocos
quienes sospechan que de lo que en realidad se trata es de modificar la
enseñanza de la Encíclica en materia de anticoncepción so pretexto de una
revisión histórica. Así las cosas, habrá que ver, finalmente, qué resulta de
los trabajos de esta Comisión.
Por
otra parte, el portal Catholic.net,
en su edición italiana del pasado 20 de octubre, reproduce una interesante nota
del periodista italiano Luciano Moia, redactor jefe del diario Avvenire, órgano oficial de la
Conferencia Episcopal Italiana, bajo el título Discutere Humanae vitae? “No, riflettiamo sui temi”. Sessualità e
famiglia a 50 anni dall’enciclica. Alla Gregoriana un percorso per fare
chiarezza (¿Discutir Humanae vitae? “No,
reflexionamos sobre temas”. Sexualidad y familia a 50 años de la encíclica. Un
ciclo en la Gregoriana para poner claridad). En esta nota, además de traer
noticias sobre el ya mencionado ciclo de la Gregoriana, el autor hace
referencia a otras dos iniciativas, esta vez pertenecientes a dos grupos
contrapuestos entre sí. “En el primer grupo -escribe Moia- se inscriben
teólogos y estudiosos que, a solicitud del Instituto John Wijngaards Catholic Research de Londres, han puesto a punto un
documento para pedir se modifique la posición tradicional de los llamados
anticonceptivos artificiales. El texto completo, en el que están trabajando
expertos de distintas orientaciones y especializaciones, se dará a conocer en
la proximidad del aniversario, pero ya se conocen los argumentos de fondo”[2].
En este texto -al que han adherido hasta ahora, siempre según Moia, unos
doscientos expertos- se incluyen, además, dos detallados análisis: uno, sobre
los motivos por los que los métodos naturales no pueden ser una solución a
nivel global; otro, sobre las consecuencias que traería aparejadas una
prohibición de la anticoncepción artificial en los países en vía de desarrollo.
“De
tenor diametralmente opuesto -sigue diciendo Luciano Moia en la mencionada
nota- es el documento difundido por la Catholic University of America que se
titula La enseñanza de la Iglesia sobre
el don de la sexualidad, en el que se ataca el texto hasta ahora difundido
del Instituto Wijngaards, para reafirmar el valor profético de la Encíclica de
Paulo VI y reconfirmar, en diez puntos, la intangibilidad de la posición
tradicional. En una palabra, nada ha cambiado, nada debe ser cambiado”.
Es
evidente, a partir de estos datos que hemos consignado y de otros que pueden
sumársele (todos ellos disponibles en internet), que la celebración del
cincuentenario de Humane vitae reflotará
la áspera polémica que en torno de ella se produjo en 1968. Se abre, pues, un
nuevo frente de batalla en el seno de la Iglesia, mejor dicho, ya se ha abierto
pese a que todavía faltan largos nueve meses para el 25 de julio del año
próximo.
Todo
hace prever, por tanto, que tendremos un cincuentenario signado por el choque
de posiciones encontradas. La pregunta que debemos formularnos es si esta
confrontación, que ya ha comenzado, es sólo un debate académico entre grupos
distintos de expertos y especialistas, en el que se exponen y enfrentan legítimamente
ideas y opiniones distintas o si, más bien, de lo que se trata es, de un nuevo
enfrentamiento entre quienes, de una parte, procuran defender la moral católica
-tal como se deriva de la Revelación, de la Tradición y del Magisterio
invariable de la Iglesia- y , de otra, quienes so capa de renovación y puesta
al día no hacen sino socavar esa moral sacudiendo sus mismos fundamentos.
Habrá
que estar muy atentos a la evolución de este debate. La experiencia de las
últimas décadas nos induce a temer, lamentablemente, que es muy posible que
estemos ante una nueva ofensiva de la herejía modernista (o posmodernista)
dispuesta a asestar un nuevo golpe a la integridad de la Fe.
[1] Cf. Maurizio Chiodi, Etica
della vita. Le sfide della pratica e le questioni teoriche, Milano, 2006,
p. 158.
[2] El principal de esos argumentos,
explica Moia citando unas declaraciones de Luca Badini Confalonieri, director
científico del Instituto, consiste en sostener que existe una total y explícita
contradicción entre dos afirmaciones claves de Humanae vitae (que el significado procreativo está siempre presente
en cada acto conyugal particular y que el método de abstinencia periódica no se
considera un método anticonceptivo) y la interpretación oficial de Gaudium et spes contenida en las respuestas
dadas por la llamada Comisión Doctrinal mixta a algunas propuestas de
modificación que algunos padres conciliares habían hecho llegar a propósito de
los parágrafos 48 a 51, sobre la paternidad responsable, del mencionado
documento conciliar. Argumento que no suena muy convincente toda vez que como
ha demostrado el Cardenal Pericles Felici, en un minucioso estudio de las
distintas alternativas que jalonaron la redacción de Gaudium et spes, no sólo no existe contradicción alguna entre esta
Constitución Pastoral y la doctrina expuesta en Humane vitae sino que, por el contrario, esta última es en todo
tributaria de la primera (Cf. Pericles
Cardenal Felici, De la
Constitución Pastoral “Gaudium et spes” a la Encíclica “Humanae vitae”, L’Osservatore Romano, 10 de octubre de
1968).