jueves, 12 de julio de 2007


Carta a Elisabetta Piqué



Buenos Aires, 6 de julio de 2007

Sra. Elisabetta Piqué:

De mi mayor consideración:

He leído en La Nación del día de la fecha su nota titulada “El Papa procura no enojar a los judíos”. Entre otras cosas, dice usted:
“Para evitar cualquier tipo de problemas con la comunidad judía, el Papa ampliará en su inminente motu proprio el uso de la vieja misa en latín a quien así lo solicite, pero no autorizará la celebración de este rito durante el llamado «triduo pascual», según pudo saber LA NACION de fuentes bien informadas. Se trata de las celebraciones del Jueves, el Viernes y el Sábado Santo, que son justamente aquellas en que sigue existiendo la citada oración por la conversión de los judíos”.

Nada puede ser más inexacto pues el anunciado motu proprio del Papa Benedicto XVI se refiere al Misal Romano promulgado mediante el motu proprio “Rubricarum Instructum” de Juan XXIII, el 23 de junio de 1962. Se ha de recordar que ya entonces la controvertida expresión “oremus et pro perfidis Judaeis”, incluida en las oraciones del Viernes Santo, había sido suprimida por el mismo Juan XXIII mediante una carta de la Sagrada Congregación de los Ritos, del 19 de marzo de 1959. A partir de entonces, la liturgia invitaba a rezar “por los judíos”, eliminando todo adjetivo.
Siempre en la misma nota, afirma usted que el motu propio de inminente promulgación llevará por título Summarum Pontificum. En realidad tan expresión no existe en latín; en todo caso debió decir Summorum Pontificum.

Más adelante, al referirse a la Misa según el Rito Romano codificado por San Pío V, alude usted al celebrante “de espaldas a la asamblea”. Este es un grave error histórico y litúrgico pues no se trata de que el sacerdote “da la espalda al pueblo” sino que pueblo y sacerdote se vuelven hacia el Este que simboliza a Cristo.

Finalmente se tilda de “antisemita” al Venerable Rito Romano. Se ignora que la expresión “pro perfidis Judaeis” quiere decir, textualmente en latín, “los que no son fieles a nuestra Fe”. Las posteriores traducciones a las lenguas vernáculas dieron al término “perfidia” un matiz peyorativo que no está para nada en el latín original. Por eso, el Beato Juan XXIII, en un gesto de exquisita caridad cristiana, ordenó la supresión de dicho término. Este gesto no se ha visto, desgraciadamente, correspondido por los judíos quienes siguen manteniendo en el Talmud expresiones injuriosas y ofensivas para los cristianos y los no judíos en general.

En resumen: imposible reunir más inexactitudes en el espacio de tan breve nota. Ergo, su ignorancia en materia religiosa es más que significativa. Entonces, ¿por qué escribe de lo que no sabe?
Reciba un cordial saludo.

Mario Caponnetto

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Doctor,

Más allá de que coincido "in esentia" con su artículo, tendré que decirle que su traducción está lejos de ser correcta.

Me parece que, como se sustenta UD en ella, es menester recordarle que JUDAEIS es LITERALEMENTE: judios. El rito romano dice LITERLAMENTE PERFIDOS (SIN FE) JUDIOS.

No podré tampoco coincidir con su oda al "beato juan xxiii" y en darle algún sentido cristiano (lease: de quienes profesamos la Fe en Cristo Jesus) a la extirpación de la frase en cuestión. Ha dicho Ud por ahí que el problema del modernismo es de larga data, bien, un ejemplo, superficial, menor, simple, es este, Juan XXIII eliminando lo que eliminó...

Anónimo dijo...

He regresado hoy a su interesante página viendo mi mensaje, lo que agradezco, y añado en lo que respecta al artículo de Piqué, que en realidad lo que ocurre es que los judíos en el mundo son intocables y tienen un gran poder temporal, que los mantiene cebados y arrogantes. No me parece esta sea la posición de aquellos judíos de bien que buscan en el espíritu más altas realizaciones. Lamentablemente esta cuestión, mucho mas allá de la traducción que bien señala un señor aqui mismo, es muy grave y muchos católicos, tal vez la mayoría, incluyendo prelados, no la estiman importante, pero lo es. No puede permitirse rangos especiales en la sociedad, más que por supuesto las autoridades dotadas de poderes que deben ejercer con prudencia. Los judíos gozan, cada vez más, de rangos especiales, y el primero es que no se les puede criticar absolutamente nada. Eso es del todo incorrecto.Espero no abusar de su generoso espacio. Dionisio